18/11/2011
El Citigroup y la Comisión de Valores de Estados Unidos llegaron a un acuerdo por el cual la entidad financiera deberá pagar 285 millones de dólares a sus clientes, en concepto del engaño del que fueron objeto por parte del banco, al haber invertido en activos hipotecarios tóxicos sin saberlo. El ocultamiento de información como práctica habitual del corporativismo financiero. Vínculos con lo ocurrido en Argentina hace 10 años.
En octubre de este año, la U.S. Security Exchange Comission SEC) – la Comisión de Valores de Estados Unidos – dio a conocer que llegó a un acuerdo con el Citigroup, en el cual se establece que la entidad financiera deberá resarcir a sus clientes por haber ofrecido y vendido inversiones en activos hipotecarios tóxicos.
Según informó en un artículo Mercado de Dinero USA, el mecanismo utilizado en este fraude que tuvo lugar en el 2007, consistió en engañar a los inversores por unos 1.000 millones de dólares impulsándolos a invertir en obligaciones de deuda garantizada - Collateralized Debt Obligations, (CDO)- mientras el mercado inmobiliario mostraba signos de dificultad y el propio banco apostaba en contra de esas inversiones.
Sucedió entonces que los CDO cayeron en incumplimiento de pago en apenas unos meses, dejando a los inversores con pérdidas. Mientras que, por otro lado, el Citigroup obtuvo ganancias por 160 millones de dólares.
“Los inversores no fueron informados de que Citigroup había decidido apostar en contra de ellos y los había ayudado a seleccionar los activos que determinarían quien ganaba o perdía”, dijo Robert Khuzami, director de la División de Cumplimiento de la SEC.De acuerdo con un comunicado de la SEC, la multa impuesta al grupo es de 285 millones de dólares, que deberán volver a los inversionistas engañados.
El Citigroup logró con este acuerdo que se cerraran las investigaciones en su contra. La entidad no aceptó, pero tampoco negó las acusaciones del SEC. En sus comunicados sólo dicen estar satisfechos con haber dejado atrás el asunto y poder focalizarse en contribuir a la recuperación económica de Estados Unidos.
Si hay fraude que no se note:
Si se hacen las cuentas, al restar las ganancias de la entidad bancaria en la transacción fraudulenta, se puede observar que la multa se reduce significativamente a la cifra de 125 millones de dólares: 95 millones de dólares de penalidad, más 30 millones de dólares por intereses.
Éste es uno de los motivos por el cual el juez federal Jed S. Rakoff del Federal District Court in Manhattan, que es quien debe dar el visto bueno sobre este acuerdo, llamó la atención sobre el número y alegó que las pérdidas totales de los inversores rondarían los 700 millones de dólares.
La prensa estadounidense dio a conocer las declaraciones del juez, que además criticó el accionar de la SEC, argumentando que desde el inicio de la crisis financiera ha llegado a numerosos acuerdos de similares características con diversas entidades financieras. A la agencia gubernamental se le reprocha, desde distintos sectores, no ser lo suficientemente dura con los gigantes financieros de Wall Street.
“No voy a preguntar qué porcentaje del patrimonio neto de Citigroup es 95 millones, porque no tengo un microscopio conmigo”, ironizó el juez Rakoff al respecto en una de las audiencias.
Por otro lado, no hay que olvidar que, tal como lo mencionó Mercado de Dinero USA en su nota sobre el tema, “durante la peor parte de la crisis del 2008 los reguladores temían que Citigroup fuera una de las entidades financieras al borde del fracaso”, y que por este motivo el gobierno estadounidense le dio ayudas por 45.000 millones de dólares en tres rescates financiados.
La lógica que signó los movimientos del Citi no es exclusiva de esta entidad, sino que se corresponde con una manera de obrar habitual del corporativismo financiero: por conductas fraudulentas similares ejercidas antes de la crisis financiera también fueron multadas Goldman Sachs & Co. – que debió pagar 550 millones de dólares el año pasado- y JP Morgan Chase & Co. –que recibió una multa de 153.6 millones de dólares en junio de este año-.
El mismo grupo, la misma lógica:
Las acciones de mala praxis descriptas se dan en el marco de la crisis financiera internacional en la cual los bancos y las entidades financieras tienen altas cuotas de responsabilidad, principalmente por haber sido gestores y ejecutores de las maniobras que le dieron forma a la gran burbuja que estalló en el 2008, tal como señalan expertos economistas.
Pero la lógica tampoco es nueva: entre el 2000 y el 2001, numerosos bancos privados con sede en Argentina vendieron bonos soberanos argentinos con conocimiento del rumbo que tomaría la economía del país. Citibank S.A. fue una de esas entidades.
Justamente por ello, Damnificados Financieros Asociación Civil para su Defensa inició en el 2005 una acción colectiva contra Citibank NA, Merryl Lynch Argentina SA, BBVA Banco Francés SA y Banco Credicoop Cooperativo Limitado por “mal asesoramiento y ocultamiento de información veraz por parte de los especialistas de los bancos, los agentes de bolsa, etc. en la venta de bonos soberanos argentinos entre enero de 2000 y diciembre del 2001, dado que existían suficientes indicios del inexorable colapso de las finanzas públicas y de un gran riesgo de default”
Sin embargo, la justicia comercial no admitió la legitimación de la asociación para representar los intereses de los consumidores afectados por no ser homogéneos, debiendo en este caso accionar los inversores de modo individual.
Citigroup es una de las mayores empresas de servicios financieros en el mundo y todavía tiene su filial en la Argentina.